miércoles, 23 de noviembre de 2011

Despedida y cierre


Con cada nuevo curso, y este será ya probablemente el último de 2011, compruebo de primera mano el mal que sufre este país. Todos estos chicos esconden talentos particulares que a nada que encontraran un lugar en el mercado laboral para desarrollarse y potenciarse podrían conformar el caldo de cultivo de una nueva fuerza generadora de trabajo e ideas. Es duro resignarse a pensar que todos, y me incluyo, tengamos que temer o al menos guardarle un gran respeto al futuro y no descartar que tengamos que mendigar empleos en los que toda esa capacidad se verá seguramente infravalorada. Pero no voy a despedir el curso lanzándome en brazos del pesimismo. Me liberaré del corsé de los temores para ahuyentar el mal agüero e invocar la buena suerte que os deseo para la experiencia vital que queda por delante. Pero, ante todo, que no perdáis la sencillez, la capacidad de trabajo y el espíritu de superación que habéis demostrado. Con eso debería ser suficiente para triunfar. Gracias por vuestra presencia y por hacerme un poco más sabio con ella. ¡Chin, chin!

Salva

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